Le expresaba mi indignación.
Mientras que él,
totalmente abducido por el culo que
teníamos enfrente,
hacía que me escuchaba.
Yo no me daba por vencido e insistía
con mi retórica
sobre una conspiración en mi contra.
- No le busques tres pies al gato - farfulló, por decir algo
- ¡Y tú no le busques bragas al tanga!
No hay comentarios:
Publicar un comentario