miércoles, 23 de enero de 2019

Me vas a perdonar

Me vas a perdonar  
pero no es el mejor momento. 
Hace frío y todas mis ganas 
se han criogenizado 
esperando a que alguien las merezca 
y pague el rescate 
para disfrutarlas al máximo 
en un futuro sin peros 
a la temperatura adecuada. 
Aquí, el estafador perfecto. 



Me vas a perdonar 
pero me ha dado por leer a Maupassant 
y a ratos estudio la Cábala 
cuando no hago algoritmos 
los domingos 
sobre la alineación del Barça. 
Acabo “Bola de sebo” 
y te digo si nos vemos, 
aunque por mí mejor otro día 
que hoy sopla demasiado viento. 


 
Me vas a perdonar 
pero estoy jugando al ajedrez de nuevo. 
Voy a un bar de jubilados 
una vez por semana 
y huelo mejor que el resto. 
Los que no se mean encima 
se cagan en su puta madre. 
¡Es un destierro salvaje! 
Bueno, sólo he ido un día 
pero mañana cae. 
  


Me vas a perdonar 
pero tengo a la gata en celo, 
la estoy llevando al psiquiatra, 
no es normal, está operada, 
mañana toca terapia. 
Ah ¡Y me he comprado una plancha! 
¡Kilos y kilos de ropa 
por planchar hasta que muera! 
Mientras me escucho un podcast 
o alguna radionovela. 

  

Así que me vas a perdonar ¿Vale? 
Tengo que bajar a hacer la compra 
antes de acabar la estrofa. 
El tiempo es algo muy valioso. 
Tú tuviste el tuyo, tu momento, 
y fue especial, no lo neguemos. 
Ahora mi cabeza está en otras historias. 
Bastante carga uno con su sombra. 
No puedo estar pensando en ti a cada rato... 
  
¡Qué demonios! 
¡No hago otra cosa!














lunes, 14 de enero de 2019

"Nadie habla con usted"

Un hombre y una mujer 
esperan el ascensor. 
Él les observa tras la mirilla. 
Hablan de la Semana Santa. 
El hombre se percata 
que hay alguien tras una de las puertas. 
Ese vecino con el que nadie trata. 
Entonces gira la cabeza, 
mirando con desdén 
y los ojos inyectados en odio, 
escupe un abrupto: 
Nadie habla con usted” 
Desde hace un tiempo 
ha pasado a llamarse: “El hombre solo” 
y en su maraña de ideas 
piensa cosas feas y raras. 
Alquilar el ático 
del Edificio Apolo 
para una gran fiesta de despedida. 
Invitar a todos sus enemigos 
y enemigas. 
Estos vecinos pasan a engrosar la lista. 
  


Baja a tomar café 
al mismo bar de siempre. 
Tras la barra hay dos chicas. 
Una de ellas, mulata. 
Siempre tiene una sonrisa para él, 
nunca le falta. 
La otra es un poco más seria. 
Ahora te lo llevamos” - Le dice. 
Él espera en la terraza. 
Fuma como un animal 
y su ropa nunca huele a suavizante. 
Fuma y fuma 
porque no va a morir de eso. 
Lo ha pensado tantas veces… 
Escucha un murmullo. 
Las dos chicas hablan dentro. 
Una le dice a la otra: 
Es para el hombre solo” 
La más seria aparece con el café, 
lo deja en la mesa 
sin mirarle a la cara. 
No le ha traído ni azúcar.