viernes, 30 de noviembre de 2012

Cosas que pasan

Y la vio pasar
vio su vida y dijo:
No ha estado mal
pero no tan bien
como esperaba”
¿Tú que esperabas?

Y se vio querer
y se vio caer
y en los letreros
él leía:
Cosas que pasan.
Todo se pasa.

El amor es un truco tan malo
que hace reír
a los viejos del barrio.
El amor es un truco malo
y la magia y yo
no nos llevamos bien.

Y las vio pasar
y las vio reír.
Todas sus novias
iban descalzas
y él ya no puede andar
o es que no quiere.

El amor es un truco tan malo
que hace reír
a los viejos del barrio.
El amor es un truco malo
y la magia y yo
no nos llevamos bien.

El amor es un truco tan malo
que hace reír
a los viejos del barrio.
El amor es un truco malo
y esto no es la chistera.




Julio de la Rosa

Mago 

domingo, 25 de noviembre de 2012

Aquelarre

Escuchar el océano
el ruido del agua
contra las rocas
mandar a tomar viento
a las preguntas
y a freír espárragos
al tiempo
beber una infusión fría
encender una vela
vencer al miedo
estar a solas
pensar que nuestra vida
es demasiado nuestra
que nosotros somos
demasiado ya
que nada es mucho
para tanto
y que tanto
debería ser suficiente.

Sí.
Eso o pegarnos un tiro
en vez
de hacernos pajas mentales
en la penumbra
sentados sobre una roca.

Y el viento vuelve
trayendo un olor
a espárragos fritos
y me pregunto la hora.

sábado, 10 de noviembre de 2012

Mucho más allá

¿Y si nos vamos anticipando
de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza?

¿Y qué?
¿Y qué me das a mí,
a mí que he perdido mi nombre,
el nombre que me era dulce sustancia
en épocas remotas, cuando yo no era yo
sino una niña engañada por su sangre?

¿A qué, a qué
este deshacerme, este desangrarme,
este desplumarme, este desequilibrarme
si mi realidad retrocede
como empujada por una ametralladora
y de pronto se lanza a correr,
aunque igual la alcanzan,
hasta que cae a mis pies como un ave muerta?
Quisiera hablar de la vida.
Pues esto es la vida,
este aullido, este clavarse las uñas
en el pecho, este arrancarse
la cabellera a puñados, este escupirse
a los propios ojos, sólo por decir:
"¿es que soy yo? ¿verdad que sí?
¿no es verdad que yo existo
y no soy la pesadilla de una bestia?".

Y con las manos embarradas
golpeamos a las puertas del amor.
Y con la conciencia cubierta
de sucios y hermosos velos,
pedimos por Dios.
Y con las sienes restallantes
de imbécil soberbia
tomamos de la cintura a la vida
y pateamos de soslayo a la muerte.

Pues esto es lo que hacemos.
Nos anticipamos de sonrisa en sonrisa
hasta la última esperanza.




Alejandra Pizarnik