Te contaré una historia.
Del último junio a este mayo
he perdido 10 kilos
y me han caído 100 años
en los ojos y en la boca.
Y todavía sonrío
al apartar la mirada
sin aceptar la derrota.
El infierno fue un trabajo tras otro
que fui apagando con mi cara.
De centros comerciales
a plazas de ciudades
que plantan monumentos
y luego los abrasan.
y luego los abrasan.
Empecé un diario,
se llamaba: “Días de resiliencia”
pero las páginas ardían
y yo no daba con la tecla.
En la familia hubo tres muertes
y una boda.
No por ese orden
y no, no es broma.
Cada vez que me preguntaban
si tenía novia,
yo siempre respondía que no
contigo en la cabeza.
Pero esa es otra historia.