jueves, 16 de octubre de 2014

Como en los erizos

“Como los erizos, ya sabéis, los hombres un día sintieron su frío. Y quisieron compartirlo.
Entonces inventaron el amor. El resultado fue, ya sabéis, como en los erizos.
¿Qué queda de las alegrías y penas del amor cuando éste desaparece? Nada, o peor que nada;
queda el recuerdo de un olvido. Y menos mal cuando no lo punza la sombra de aquellas espinas;
de aquellas espinas, ya sabéis.
Las siguientes páginas son el recuerdo de un olvido.”



Luis Cernuda (Donde habite el olvido)








 
Dilema del erizo

Para defenderse del frío invernal, los erizos decidieron juntarse los unos a los otros para calentarse con su propio calor animal, pero, al acercarse, se pincharon y entonces se alejaron nuevamente; al alejarse, tuvieron de nuevo frío y se volvieron a acercar para calentarse, pero se pincharon nuevamente y, una vez más, se alejaron, buscando alternativas para protegerse del frío y de los pinchazos.
Todo esto hasta que, después de varios intentos, los erizos encontraron la distancia adecuada que les permitía no pincharse, sino calentarse, es decir, protegerse al mismo tiempo del frío y de los pinchazos.”



Arthur Schopenhauer

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