“Rajo mis venas y enrojecen los sueños”
Oddysseas Elytis
Pon la reina y yo la
mato
Invoco
una sonrisa mercenaria.
Me
conformo con la forma
de
unos labios siderales
y
deformo lo volátil
hasta
límites astrales.
Inexacto.
Como
un valle de artimañas.
Redundancias
convertidas
en manada.
Devorando
a las hijas
de la
prisa, hasta arrancarle
un
segundo más de diplomacia.
Y es
entonces,
cuando
el fuego se propaga
y
descubren mi cadáver
reviviendo
otra semana
en
extrañas circunstancias.
El libro anarquista del
cocinero
- No
voy a poner ni un sólo pero, pero..
Ella
responde - ¡Nada!
Y se
rasca la cabeza.
- ¡Yo
te abro mi corazón
y
tú no me enseñas ni las tetas!
Y se
ríe sin mucha gracia.
Y nos
quedamos sin peros.
Menos
mal que de repente
el
microondas suena.
36 amarillo
Qué
más da que yo fuera
un
trozo de pan.
Las
palomas de la paz
hubieran
comido igual
de
mis dedos o mi boca
ya
hubiera sido Satán.
Y
comencé a lastrarme
con
bastante asiduidad
de
serpientes venenosas
que
no supe gobernar.
No
fue el destino,
fue
la forma en que el destino
comenzó
a quedarse atrás.
Y en
el trámite por ser un hombre,
un
ciudadano corriente,
he
terminado siendo
un 36
amarillo.
Pero
ahora ¡Qué más da!
Aun
saliendo del horno,
recién
hecho...
¡Ni
las garzas del infierno
vendrían
a picotearme!
Para Nada
Y al
fin,
después
de tanto tiempo,
ya
sentados
frente
a frente,
derramaré
el tintero sobre la mesa
y
volcaré todas las preguntas
acumuladas
por siglos
hasta
mancharte las piernas.
Y
entonces, desesperada,
no
podrás salir corriendo
sin
dejar ninguna marca.
El
rastro que yo persigo
hasta
encontrarme contigo
y de
repente sin nada.
La fiesta será una
monada
Sobre
las ocho de la mañana,
llamarán
tres hombres al timbre de la puerta,
vestidos
con monos azules
y se
llevarán los grifos de la casa.
Más
tarde bajaré al bazar
a
comprar algunas cosas
para
que no falte de nada.
Habrá
globos pinchados por todo el salón.
Brindaremos
con escupitajos.
Cada
uno escupirá
lo
máximo que pueda en su vaso.
Yo
prepararé una tortilla
con
los restos de la última cena.
Alguien
me hará un regalo:
“Las
flores del mal en edición vegetal”
y las
colocaré en el cubo de la fregona.
Fumaremos
Caldo de Gallina.
Se
fundirán los plomos.
Todas
las mujeres se parecerán a Chavela Vargas.
En un
momento dado
comenzará
un muestrario de fotos digitales.
Un
carrusel de móviles pasando
de
mano en mano.
Un
tráfico de luces deslumbrando.
Un
sinsentido de comentarios en diferido
atropellando
a comentarios en vivo.
Alguien
dirá algo sobre cerveza en un coche
aparcado
en el hotel de abajo.
En el
párking, una vieja se acercará a mí
para
ponerme las pilas.
Yo le
diré que uso una batería que ya no se fabrica
y la
mandaré al siglo dieciocho
a por
cerveza,
de
donde probablemente venga.
La
fiesta será una monada,
seguramente
todos regresen
con
el móvil equivocado.
Algunos
con la pareja cambiada.
Comenzará
un intercambio loco
de
mensajes entrecruzados.
Cada
uno dirá quién es, explicando que no es Paco,
que
en realidad es Fernando.
Sobre
las ocho de la mañana,
llamarán
tres hombres al timbre de la puerta
vestidos
con monos azules
y se
llevarán los grifos de la casa.
Dos cuervos en un
ciprés
El
vapor húmedo de la noche
se ha
tragado a los grillos.
Atmósfera
extraña.
Luna.
Carne. Garras.
Barbies
decapitadas
en un
bar de carretera.
Aquel
que viene, va despacio.
La
finca maldita, el escenario.
Dos
cuervos en un ciprés
que
hablan de cosas raras.
Como aprender a sanarse
y a
redimir los pecados
uno a
otro, a picotazos.
El
deseo final del cielo
se
volverá contra el sino.
Peticuervo
paga el precio
de
querer seguir queriendo.
La
sombra de Gracia Imperio
asomará
en la ventana.
Luna.
Carne. Garras. Gritos.
La
cuerva sádica premia
a los
lobos más hambrientos.
Algo
seguirá siendo.
Un
murciélago deseoso de sangre,
aleteando
y chupando.
El
silencio vomitará los grillos
y una
voz dirá mi nombre:
-
Hemos encontrado un cuerpo,
se
trata de tu cadáver.
- Eso
no es una persona.
Desayuno sin diamantes
Desayuno
melancólico.
Triste
por arriba, triste por abajo.
El
huevo silencioso piensa
y el
oído eléctrico de la tostadora
espera.
Las
estrellas están en
“esa
nube escondida”
Los
elementos de la incredulidad son
muy
duros por la mañana.
F. O.