Disforia
Una flor como argumento
y un cielo lleno de gatos.
Así será en mi memoria.
Como la forma perenne
de una intuición disecada.
Un enjambre de abejas borrachas
atravesando el Rubicón de la locura.
Siestas que acabarán en tumba.
Abrazos al vacío, sin molécula de vuelta.
Besos de píxel quemado
cayendo en forma de zeta
al abismo del meta-pómulo.
Y un par de calcetines sin pareja
atrapados entre en las garras de un búho
sobre la rama dorada.
Será tierra de pecado
Será tierra de pecado.
Gobernarán los alacranes
alternando con las víboras.
Los despertadores
tendrán un ministerio.
El tiempo quedará triturado
en una urna de arena
mezclado con las hormigas.
Será tierra de pecado.
Las principales ciudades
se llamarán Coca-Cola,
Santander o Zara… goza.
Pagaremos en miocardios
y podremos ver el sol
a través de Microsoft.
Será tierra de pecado.
Todos ciegos, todos calvos.
No habrá mujeres ni hombres.
Nos llamarán Vicerversa
bajo un código binario.
Y ganaremos la Champions.
Amor y Morcilla
Amor y Morcilla eran dos amantes.
Amor era muy buena.
Morcilla era muy mala.
Morcilla no paraba de coagular
lo que Amor bombeaba.
Amor era todo corazón.
Morcilla era sangre seca.
Morcilla hacía que dormía la siesta
mientras Amor esperaba.
El día que llamaron a filas a Morcilla
Amor se desangró de pena.
En realidad, todos lo sabían:
Morcilla se fugó con Longaniza
a la Feria del Embutido.
Amor dejó de creer en sí misma.
A Morcilla se la comió un camionero.
Foxtrot en la parada fantasma
Te llenaré de gracia
el alma que vistes
con tu flamante chubasquero
del Pato Donald
robado a un niño
en un campo de refugiados
y que ahora luces en los conciertos.
Derramaré agua bendita
sobre tus pechos
y tus pezones explotarán
como burbujas de plástico
y gritarás en latín
desde la caverna del útero
hasta el esputo desgarrado de la tráquea,
el nombre de todos tus amantes
suicidados.
Tus uñas se irán cayendo.
Una por cada domingo,
después de los evangelios.
Tus dientes bailarán foxtrot
en la parada de metro fantasma
del Mercado Central
con las ratas.
Haré que huyas con ellas
en bucle, sin descanso
hasta un precipicio
donde nunca esté tu padre.
Y morirás de cobarde.
Maravilla Leal
Agapantos africanos
violando la tumba de una doncella.
Un mal sueño hecho realidad.
Una fatal maravilla.
La primera dama del camposanto
sin santificar siquiera.
Muerta entre las flores.
Suicidada para hacer historia.
Parecía de verdad
Parecía de verdad
el tráfico de las olas cerca de la barriada.
Tu moto desenfocada
en el Paseo de la Discordia.
Tus pestañas
colaborando con la policía.
Y yo bebiendo una botella
de Hazmerreír de fresa.
Parecía de verdad
y sin embargo…
Parecía de verdad cuando bajamos
de la montaña rusa
en que nos besamos.
Tu moto empotrada
contra aquel camión de refrescos.
Tu fantasma
rellenando el atestado policial
con una sola palabra
que más tarde yo firmaba:
“¿Lloverá?”
El resplandor
(Ana Blandiana)
¡Qué resplandor confiere el sufrimiento!
Las aureolas de los santos
significan precisamente esto.
De la maleta en la que guardo tus papeles
la luz rezuma
como la sangre
de un santo descuartizado.