lunes, 27 de febrero de 2017

Redoble final


Guinea Pig
Último aviso: No volveré a ser el mismo.
La escayola tornó amarillo.
Las hadas, moscas.
Valencia en Gotham.
Último aviso.



Gotham, Valencia
Aquí la lluvia
es una botella de champán
recién abierta
sin nada que celebrar
a punto de caer al suelo.
Una explosión de murciégalos
reinando la ciudad de las cenizas.
La he respirado, la he bebido
y ahora la escupo.
No por ser un asesino
se es peor persona.
No por ser persona
se es mejor ser vivo.
“Hasta aquí llegó el agua”
por toda la ciudad reza.
Y hasta aquí mi paciencia.
Gotham, Valencia.



Eskenazi
El demonio tomó su cuerpo
y adoptó un apellido judío
con terminación antisemita.
Recorrí  sus entrañas.
Del cielo de Madrid
a la luna de Valencia.
Bailé su agua turbia
y reventó el firmamento.
Dormí la siesta de los cobardes.
Soñé que viajaba
a través del aguacero.
De Madrid al cielo
y de Valencia a la luna.
Un ángel caído
que cae demasiado cerca
desgarrado entre sus garras.
Desperté esposado a un guante
con una copa de cava
y entre fuegos de artificio
y la luna en llamaradas
brindé por el asesino.



Se llamaba Terry Lee
Me llevan detenido.
Me arrinconan en un sótano.
Cuelga del techo una bombilla.
Parpadea entre las moscas.
La humedad nos envuelve.
Las paredes gotean.
Un hálito irrespirable.
El sudor constante.
Puñetazo en la mesa.
Preguntas, preguntas, preguntas…
Bolígrafos por todas partes.
Dos fotografías, un guante.
Un mapa de Madrid. Valdemorillo.
Travesía de los coches.
Un trozo de piel de serpiente.
Una bofetada.
Y preguntas. Y más preguntas…
Un dossier titulado Eskenazi.
No recuerdo nada.
¡NO CONSIGO RECORDARLA!
Sólo recuerdo su nombre.
  -  ¿Cómo se llamaba?
  - Se llamaba Terry Lee.



Led Er Est (La lluvia y memoria)
Una sombra cruza el puente
bajo la eterna cascada.
La que se ahoga aún nada.
La acción de las gotas
humaniza las estatuas.
Un reguero de óxido hace
que las gárgolas sangren.
Un coche para
en un semáforo en verde.
Suena música en la radio.
Una mezcla siniestra
de tormenta y de pasado
de pasado atormentado
de homicidio voluntario
huyendo de la memoria
en perfecta ceremonia
con el cielo de Valencia, derramado.



Lady Lazarus
Todo sobre mí
lo sabía mejor que yo.
Sus rasgos eran de una extraña raza exótica.
Se llamaba Terry Lee
y se apostó la vida
a que conseguiría matarme
antes de San José.
Y antes del 19
conseguí reducir
a cenizas su cadáver.

He vuelto.
Salí vivo.

Y sin embargo se mueve.



La destrucción
A mi lado, sin tregua, el Demonio se agita,
flotando como un aire impalpable.
Lo trago y noto cómo abrasa mis pulmones,
llenándolos de un deseo culpable e infinito.

Ch.B