viernes, 20 de agosto de 2010

La línea

Si merece la pena
es que la verdad
no es otra
que el dolor.

Y volvimos a encontrarnos
en el mismo sitio
en el que una vez
nos despedimos.

Y trazando la circunferencia
se perdió una recta por el limbo
y tomando algún desvío inoportuno
nos perdimos otra vez sin acabar
de dibujarnos.

Y ninguna persona vivirá para contarlo.
Y nadie podrá decir jamás que lo supo.

Y dando vueltas y vueltas
me encontré a mí mismo
en el mismo lugar
en el que me dejé.

Y volví a desearte
con la misma fuerza
que una vez
quise olvidarte.

Y retando a la aritmética
se descolgó una tangente del tiempo
donde todo tiende a infinito
hasta el origen de la línea.
Y me perdí para encontrarte
para acabar difuminado.

Y ninguna persona vivirá para contarlo.
Y nadie podrá decir jamás que lo supo.

Si merece la pena
es que la verdad
no es otra
que el dolor
cuando te siento.