Si merece la pena
es que la verdad
no es otra
que el dolor.
Y volvimos a encontrarnos
en el mismo sitio
en el que una vez
nos despedimos.
Y trazando la circunferencia
se perdió una recta por el limbo
y tomando algún desvío inoportuno
nos perdimos otra vez sin acabar
de dibujarnos.
Y ninguna persona vivirá para contarlo.
Y nadie podrá decir jamás que lo supo.
Y dando vueltas y vueltas
me encontré a mí mismo
en el mismo lugar
en el que me dejé.
Y volví a desearte
con la misma fuerza
que una vez
quise olvidarte.
Y retando a la aritmética
se descolgó una tangente del tiempo
donde todo tiende a infinito
hasta el origen de la línea.
Y me perdí para encontrarte
para acabar difuminado.
Y ninguna persona vivirá para contarlo.
Y nadie podrá decir jamás que lo supo.
Si merece la pena
es que la verdad
no es otra
que el dolor
cuando te siento.
viernes, 20 de agosto de 2010
Suscribirse a:
Entradas (Atom)