Sin más rumbo que un destello descendido
a un cristal rayado entre mis manos
donde asomo mi sentido perturbado
al alcohol que me ha nublado hacia el abismo.
(La verdad está en el vino)
Y alaridos
que en mis labios se mezclaron
con el vicio
se proclaman hoy ya libres
en las páginas de un libro.
Y descorcho la memoria
y los recuerdos temidos
se me estallan en la cara.
(La verdad está en el vino)
Y alaridos
en mi mente
manifiestan mi demencia igualmente
en estallidos.
Y una sucia luz
que ahora me alumbra
me define como un ser indefinido.
(La verdad está en el vino)
Y alaridos
de las sombras que querían sumirme a ellas
requiriendo mi presencia hace siglos,
se sumergen en mi copa
y por todas ya es sabido
que mi ambición fue ser única y bella
conviviendo decadente entre los vivos.
Y abandono la bebida
con la vida
y me acerco a las sombras que se escapan
y perdido entre alaridos...
oigo una voz que reza:
LA VERDAD ESTÁ EN EL VINO.