lunes, 21 de junio de 2021

El medio rostro de Ojalá

Fantaseas con la muerte,

rozas sus hombros

tímidamente. La puedes oler.

La hueles.

Una mezcla entre jazmín e incienso

que entumece.

Su cintura está tan cerca de tus manos...

Pero entonces algo cálido y punzante

se te enrosca por la espalda.

Es la vida.

Y te giras asustado, y la miras

como quien mira a un fantasma.

Y te grita: “¡No me he ido!

¡Eres tonto! ¡Sigo aquí!”

Y te caes entre sus brazos

con unas poquitas ganas

y la pasión ya perdida.

Te acaricia y te pregunta:

“¿Qué te pasa?”

Y tú rompes a llorar sin responderle.

No te fías de la vida

pero temes a la muerte.

De repente, suena la canción

que más te gusta.

Abres la ventana y respiras.

Los gatos ronronean en el tejado.

Un rayito de sol y ya estás vivo.

Y te pones a pensar,

intentando recordar la vez pasada

de tantas y tantas veces,

donde la vida se portó tan mal

que te entraron ganas de matarla

para tratar de quererte.

Y vuelves al lugar de los hechos

que tanto daño te hicieron,

donde esperas encontrarla

y arreglar tus diferencias para siempre.

Sin embargo, otra vez allí te aguarda

la silueta soñada,

de espaldas, fumando,

la muerte. 













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