miércoles, 3 de octubre de 2007

Último acto

Me encuentro en el cuartucho
del final del pasillo,
intentando llamar a S.
Suda el teléfono.
Oigo los pasos frenados
de la vieja,
la oigo venir pero no llega.
S me quería.
Ya oigo su respiración rota,
cruje la puerta, entra.
S me debe alguna respuesta.
La vieja no me mira,
deja sobre la mesita
un cazo de metal
de sopa azul, está fría,
muy fría. Y se va.
Agarro el cazo
con las dos manos
pruebo un sorbo de la sopa,
pero no llamo a S.
S me quiso, de verdad.
S me traicionó.
Agosto es un mes
que rompe a llorar
sin motivo alguno.
S es como agosto.
La vieja es más octubre,
pienso estas cosas...
debo tener fiebre,
no me importa,
me desentiendo de todo
menos de S.
Y la bebo entera.
No me preocupa
quién ocupará mi lugar,
sé que lo hará tan mal como yo.
S sabe humillar.
Pero hubo cosas
demasiado buenas.
El veneno empieza a hacer su efecto.
Cae el teléfono al suelo.
S me quería.
No habrá ninguna respuesta.

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