De lejos la observo,
en mitad de la pista,
ensimismada,
con los pelos en la cara
y su cabeza en el móvil.
Queriendo matar a alguien
o matándose por nadie.
Y alrededor de ella
baila la gente
como si no molestara.
La tía más acabada del after
y ni siquiera bebe.
Yo me pido otra
a su salud y a mi muerte.
La gente se acerca
y ella se aleja
en círculos raros
sin apartar la mirada
de lo que tanto la mata.
Espera a su chica,
tratando de hacerle
creer que está viva.
Ahí, en mitad de la nada,
ensimismada.
Inquieto la observo,
y voy orbitando
el rastro del ego
que va dispersando
con la cabeza gacha.
Y llego hasta ella,
sorteo su mochila,
se aparta al instante
sin levantar la vista
y vuelvo a intentarlo
alargo mi cuello,
consigo estar dentro
y leo “caliente”.
La gente se mezcla
y siguen bailando.
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