Masco rúcula
pensando que es tabaco.
Un desorden de ideas me atenaza
mientras escucho
vulgares historias de fantasmas
que no me llego a creer del todo.
Llegó la hora
intento parecer duro
pero me muerdo las uñas
y resoplo de agonía
mientras me cubro
y al final enciendo un cigarro
tras la estantería.
“Ojalá no estuviera aquí”
me repito.
Sólo ha pasado un minuto.
martes, 28 de diciembre de 2010
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