martes, 19 de enero de 2010

El picudo rojo

Al borde de nada,
a punto de todo
el picudo rojo
muerde el verde..
Son los días de las canículas,
ha llegado
el tiempo de perros,
el ciervo enfermo
y las ganas rojas.
Ya es tarde para todo
y todo es por la tarde
demasiado pronto.
Se frota, nos mancha,
se nutre, se engarza.
Palmeras crujidas
que al cielo se alzan
como estrellas
crucificadas
en brotes de lava.
Y el viento
rompe en ladridos.
Y el calor nos tapa.
La carne es urdimbre
de pieles rajadas,
muerde el grito
y pica el grumo.
Los dátiles sangran.
Muerde el picudo,
muerde
hasta dejar el hueso limpio
y la espina blanca
y un río se deja oír
burbujeante
mientras el ciervo cae
junto a la noche
caliente.

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