Me fumo un cigarro,
esperando verlos ir
uno a uno
de
la mano.
Los vi nacer en la ilusión
y
crecer en la amargura,
ahora mueren con mi obra
escapando de mi sombra,
resbalando en su textura
de
latidos y penumbra.
Se
marcharán,
se
marcharán al mar
en
cenizas de deseo
por la borda de un buque fantasma
y
alimentarán al océano
de
lágrimas
y
a los peces de escamas.
Y
hallarás
lo
que quede de ellos
bajo una roca escarpada
con cicatrices de lava
que aún arderá bajo el agua.
(La mediocridad latente
del vacío existencial
que se estremece
en
mis entrañas.)
O
en un atisbo siniestro
que el viento
traiga un aroma,
los podrás encontrar
en
una fosa común
de
difuntos sentimientos
y
derrotas.
Difuntos y eternos,
poemas que fueron mi vida
ahora sólo son recuerdos.
Hasta siempre
y
hasta nunca.
Hasta el énfasis del eco.
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