- No tiene explicación.
- Ya, pero... ¿Por qué no tiene explicación?
- No busques la explicación de que no tenga explicación.
¡No va a ser un sinsentido en bucle al infinito!
¡Tiene que haber una explicación primaria!
- No sé, pues llámala Dios.
- ¿Has visto como sí había explicación?
- Sí, mañana en la reunión lo explicas tú.