martes, 18 de noviembre de 2014

Mortal y rosa

- ¡Dame el salmón!
El sátrapa escupía latigazos de saliva
como quien te atraca a punta de pistola:
¡La bolsa o la vida!”
Todo el restaurante me observaba
con indignación y pena.
Os puedo asegurar
que en esos momentos, mi vida
valía menos que el salmón.

Traumas cotidianos

Dejar la escoba apoyada
de forma dudosa,
consciente de que en ese momento
no puede ocurrir
ninguna otra cosa peor en el mundo
a que caiga al suelo.

Estímulo fantasma

Esa sensación de pequeña alegría por algo
que de repente notas
sin recordar qué era.
Sientes inquietud durante unos segundos
hasta que caes en la cuenta.
No era tan bueno pero te alegras.

Falsa mentira

Y también
pudo ser cierto
que nada de aquello
fuera verdad.

Atentado a la intimidad

Hay preguntas bienintencionadas que molestan.

- ¿Qué vas a hacer en vacaciones?
- ¿Yo? (Me quedé petrificado)
   No sé... Puenting, espiritismo...

Se rió como una loca
y rápidamente cambié de tema.

Horario fúnebre

Segundo a segundo,
muere un minuto.
Minuto a minuto,
muere una hora.
Hora a hora,
muere un día.
Y día a día
sigue viva mi agonía.

Telequinesia

Observo fijamente la luz verde
y pestañeo.
Al instante, el semáforo parpadea
simultáneamente
al movimiento de mis ojos.
Una vez más, lo he precipitado.

Semáforo en rojo

Observar el tráfico.
Entonces cerrar los ojos
y dejar que el aire te roce la cara.
El vaivén monótono de los coches
son las olas del mar en la playa.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Sobre el papel

Quizá te extrañe
-aunque sea coherente para mí-
esta forma de hacerte llegar mis pensamientos,
estas palabras torpes escritas al tirón,
en vez de aquella charla que debimos tener
de tú a tú, entre gentes que debieran quererse.

Pero cuando tú estás, cuando estás frente a mí,
no consigo saber articular
esas piezas extrañas y sin embargo nuestras,
ese puzle de vasta soledad donde vivimos.

Después de varios años
durante los que fuiste el mapa señalado,
el pequeño horizonte, el cuerpo en llamaradas,
la diminuta y bella revolución
o acaso el sueño que me hizo avanzar,
es cansado y difícil
soportar la consciencia de que nunca se llega.





Javier Egea  
(Fragmento de "Sobre el papel" en "El largo adiós")